lunes, 15 de diciembre de 2014

Nunca se olvida del todo.

No sé por qué te busco entre líneas.
Lo lógico sería correr a tus brazos, en vez de seguir esa especie de patrón implícito de llorar en casa parte de la casa. De llorarte en cada texto. En cada palabra.
Suponiendo que algún día lo leerás y entenderás que tenía razón cuando decía que no había nadie que entendiera mejor tus sonrisas.
Y que le gustara tanto redactarlas.
Que me di cuenta de que tus besos eran el mejor desayuno.
Y que vivo hambrienta desde que dejé de comerte a besos.
De que mis poesías eran más bonitas.
Que ahora no paro de manchar el papel, dejando borrosas las frases bañadas en lágrimas. De que ha sido un salto al vacío; Quererte tanto, digo.
Dicen que me precipité. Ya no solo al vacío, sino en amarte tanto. En destruirme.
Es cierto eso que dicen de que no eliges ser herido en esta vida. Y juro que no he tenido mayor privilegio que tener el corazón roto por los ojos más bonitos de este mundo.
Y también sé, que volvería a precipitarme de nuevo, y me encantaría romperme en mil trozos otra vez, que no me importa verme rota, y que dañes. Si lo haces tú.
Si lo haces rápido.
Si vuelves pronto. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Quizás...

Quizás el amor esté infravalorado.
Y tengamos las expectativas lo suficientemente altas como para depender de alguien.
Y no es que no me valore o no me quiera lo suficiente. Pero me quiero más cuando te tengo reflejado en mis ojos. Porque eres el reflejo que mis ojos siempre quisieron tener.
En realidad podría alejarme de ti y no cambiaría nada.
Los lunes serían igual de amargos, empezaría los fines de semana igual de alegre y los terminaría igual de deprimida. Pero en este preciso instante me gustas tú y todo lo que compone tu ser.
(Y sobretodo formar parte de ello).
Así que sí, podría apartarme de ti y no cambiaría absolutamente nada.  Pero no me gustaría irme a dormir esta noche sin decirte lo inmensamente feliz que me haces.
Aunque suene cursi. 

4 estaciones.

Invierno en el corazón.
Que se me ha quedado frío.
Tiritando de dolor.
Primavera en las ganas del verano que pasamos juntos.
Y es que no sé si todo era tan caliente entre nosotros, que algo tuvo que llegar para enfriarlo un poco.
Para no quemarnos la piel cada vez que nos tocábamos.
Otoño en tus manos, que me acariciaban más frías que nunca.
Y quizás me di cuenta en algún momento.
Pero me lo negué.
Por no perderte; perdeme; perdernos...

Cuatro estaciones del año que me gritan tu nombre a cada viento. ¡Cómo voy a olvidarte si todo me recuerda a tus besos! Besos fríos, cálidos, qué más da. ¡Qué más da cuántos labios bese si mi cabeza me pide los tuyos! Me estás volviendo loca. O no sé si te necesité tanto que me acostumbré a hacerlo, y lo hago todos los días aunque en realidad ya no te pide mi cuerpo. Te pide la costumbre de haberte amado tanto.
Me pregunto si me entiendes.
O si pierdo la cabeza hasta cuando te escribo.
Me olvidé de olvidarte, ¿qué hago ahora si hace tanto que no estás?

lunes, 29 de septiembre de 2014

Hace...

Hace tiempo que decidí quitarme el privilegio de mirarte a los ojos por miedo a darme cuenta de que todo ha cambiado.
No seguir viendo en tus ojos la razón de mi ser.
Y hace tanto que no te siendo que no sé porque todavía me duele saber que no soy yo la razón de la curva de tus labios o las arrugas de tus párpados.
El porqué sigo pensándote durante tantas horas al días. O porqué sigo esperando a que vuelvas para susurrarme que me quieres una vez más.
Aún sabiendo que lo que le hacía falta a mi vida era no tener a mi lado a alguien como tú.

martes, 23 de septiembre de 2014

Tic tac.

Qué difícil se me hace volver a escribirte.
Todavía sigo pensando qué te podría decir.
Llevo horas parada enfrente del papel.
Con el "tic tac" del reloj retumbando en mi cabeza.
Y es que ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos que a veces pienso que nada fue real.
Que no te conocí.
Que nunca te besé.
Parece que voy a perder el recuerdo de dormir abrazada a tu pecho. Y el color de tus ojos en la claridad.
Y me pregunto qué es lo que le has hecho a este pobre corazón para que siga llamándote a gritos cada noche.
Para que siga llorando su soledad.
Quién iba a decir que podrías llenarlo tanto.
Hacía mucho tiempo que no sentía esto. Y también hacía mucho que quería volver a sentirlo.
Y ahora me susurra cada noche, cuando apenas puedo escuchar (y cuando él piensa que no lo escucho) que no vuelva a amar. Que no le castigue y vuelva a reducirle a esas ruinas que dejaron al destruirle tus besos.


Pero tranquilo. Tú no te preocupes.
Lo último que querría es ver que te duele verlo así.
Esto ya casi no duele.
Sólo le duele cuando late. 

jueves, 18 de septiembre de 2014

Cuánto te pensé.

Todavía recuerdo el día en el puerto.
El mar revuelto.
Y las olas rompiendo en nuestros pies.
El ruido de los barcos.
Pura melodía.
Aunque he de decir que cualquier ruido sonaba bien en tus brazos.
Llegó un día que los faros dejaron de guiar barcos;
para guiarnos a nosotros. 

No sabes cuánto te escribí.
Cuánto te deseé entre mis piernas.
Y cuántos gemidos se quedaron suplicando que los hicieras salir.


martes, 16 de septiembre de 2014

"Recuerdos"

Quizás la solución a esto sea no pensarte tanto.
Y no sé.
Pero algo me impide dejar de hacerlo por un momento.
Es como si hasta el más mínimo poro de mi piel necesitara que lo acariciaras.
Como si hasta la excitación de mi piel dependiera de ti.
Y no te miento.
Hasta mis lunares te echan de menos.
Y ya sabes a qué me refiero.
A las tardes tirados en la cama, contándolos, perdiendo el número, y volviendo a empezar.
Que sencillo lo hacías todo.
Podía pasarme horas tumbada en la cama, sintiendo el placer de tus labios en mis lunares.

Qué simple parece amar y ser amado cuando te lo ponen en una película de amor.
Y qué complicado era seguirte el ritmo.
Seguir tus peleas, tus días de "hoy no".
Y qué incómodo resulta saber, y decir,
que estaba dispuesta a soportar todos tus defectos.

sábado, 16 de agosto de 2014

Eso dicen.

Dicen que la mayor desgracia del ser humano es no tener a quién amar con todo el alma.
Yo no les creo.
Yo creo que es al revés. 
La mayor desgracia es tener a quién amar con todo el alma. 
Ese sentimiento pleno, capaz de hacerte pensar que lo has perdido todo;
Cuándo lo pierdes a él.
Y no hay mayor desgracia que sentir que alguien te arrebata todo lo que compone tu ser.
Tu alegría, tus fuerzas, tus ganas...
Por eso no me gusta amar.
(Ni ser amada)
Porque no solo estoy dándole poder de que me destruya, también me están dando poder para destruir. 
Jamás me ha gustado eso.
Ser el mar cuando deja a las olas romper contra las rocas.
Llevándose todo con ella.
Quizás esa sea la descripción más exacta de lo que es el amor.
Rompes contra alguien.
Y en un pequeño periodo de tiempo, te vas.
Te lo llevas todo.
Sin compasión.

lunes, 11 de agosto de 2014

Lento.

Me cuesta seguir el ritmo de todo desde que me enseñaste a hacer las cosas lento.
Y eso me gustaba.
Que pareciera que el tiempo pasaba lento entre nosotros, y así disfrutarlo más contigo.
Y en realidad es una tontería.
El tiempo pasaba igual de rápido que siempre.
Sólo que nosotros nos empeñábamos en ir contra él.
Contra el mundo.
Creando nuestro propio reloj.
Donde las agujas eran las sonrisas, y así pasar el tiempo entre tu boca.
Viéndote sonreír al mundo y hacerme pensar que no es tan malo como parece.
Como realmente es.
A veces todavía siento que te echo de menos.
Aunque no es verdad.
Tan solo extraño el echo de crear un mundo paralelo con alguien que te hace sentir tantas sensaciones a la vez.
Y es que nadie me ha provocado tanta rabia que me excite tanto como tú.
Tantos enfados que me hagan estallar en mil carcajadas.
Así que supongo que es cierto que vives esperando a alguien que te haga sentir lo mismo que la primera vez que te has enamorado.
Porque no sabes cuándo desearía a alguien que me haga sentir lo mismo.
Pero alguien que no seas tú. 

jueves, 7 de agosto de 2014

Llegó el puto invierno.

Disfruto viendo el mundo como hubiera sido contigo.
Ya sabes.
O quizás no.
Ni siquiera me estás leyendo.
Y yo sigo actuando como si estuviera hablando para alguien.
Para ti.
Y soy imbécil por seguir llenando las hojas de nosotros.
Del sufrimiento que me dejaste.
Y de lo que pensé que llegaríamos a ser.
Me consume la rabia de pensar que conocerás a otras,
y de que llegará el momento en el que no signifique nada para ti.
Tal vez recuerdos.
"Recuerdos".
Y no sabes como duele darse cuenta de que llegó el final.
Llegó el invierno. Y lo pasé sin ti.
Sentada en mi sofá imaginando que es el tuyo.
Y que estás debajo mía calentándome con tus brazos.


martes, 5 de agosto de 2014

No has llamado.

"Si hay algo que tenga claro, es que habría vendido mi alma con tal de tenerte conmigo, contándome lo miserable que te parece el mundo, (y lo bonito que me parecería a mi en el lado derecho de tu pecho), contándome lo perfectamente que encajan tus labios en la comisura de los míos, o de lo cursi que te parece perderse en el amanecer, lo que te gustaría resbalar tus dedos desde mi pecho hasta mi ombligo, de lo bonito que parece todo cuando estás enamorado, (aunque odies admitirlo)".
Y entonces me despierto.
No has llamado.
Ni llamarás. 

Recuerdos.

Hace un par de horas que me encerré en el baño. Intuyo que serán las 22:00 h.
Abro el grifo, y me estremezco hasta debajo del chorro de agua. Vestida. 
Quizás sea porque todavía siento tu olor en mi ropa. Y no soy capaz de deshacerme de él.
O tal vez ya lo haya echo, pero mi mente quiere creer que sigue ahí. Quiere seguir creyendo que está, y así poder seguir fingiendo que odia tu olor. Que te odia. Que te odio. 
Y entonces me río. "Te odio". Y lo susurro. Y no me lo creo. 
Así que lo grito. Y rompo a llorar. 
Y no sé si lloro de rabia, o del escozor del agua caliente en mis muñecas.
Susurro un grito ahogado en llanto, y acaricio mis muñecas con el jabón. "Desaparecer" - pienso.
Desearía haberme perdido a mi misma cuando te perdí a ti. Y en el sentido literario de perderme.
Supongo que eso hubiera dolido menos que vivir atada a tus manías, a seguir poniéndote una taza de café, a seguir fingiendo que estás agarrando el otro lado de la sábana, y la estiramos hacia el cielo para hacer la cama en la que horas atrás nos habíamos dejado llevar por el placer inmenso de estar desnudos uno frente al otro. Seguir poniendo las noticias, tumbada en el sofá, esperando a que llegues para quejarte de todo como normalmente hacías. O sigues haciendo. Es algo que ya no sabré.
Siento el rimel bajar de mis pestañas, y llegar a mis mejillas, a mi barbilla, y caer al vacío de la bañera.
Así que sé que es hora de marcharse. Me miro al espejo, sonrío como si me creyera.
Me quito la ropa, y me voy. 

viernes, 1 de agosto de 2014

Puta o bendita distancia.

Es como un subidón de adrenalina.
Quererte tanto, digo.
Énfasis puro.
Saber que te tengo aquí,
acariciando mi pecho.
Sintiendo tu respiración.
Como se aceleran los latidos de tu corazón.
Deseando que fuera eterno.
Y olvidarme de que te vas por un tiempo.
Y que cuando vuelvas, te irás.
De nuevo.
Y me rompo otra vez.

viernes, 25 de julio de 2014

La primera vez.

A veces me gustaría ser un pez, perder la memoria todos los días, y así poder revivir todos los días cuando me enamoré de ti. El primer beso, la primera caricia, la primera vez que te hice el amor.
Esos momentos insignificantes, que sabes, que jamás volverás a sentir lo mismo, y te gustaría que pasaran todos los días. Sentirme todos los días como la primera vez que te vi tumbado en mi cama, mirándome, sonriéndome, sintiéndote cada vez las dueño de mi, de mi cuerpo.
Sintiendo cada día como me enamoro más de ti, de tus costumbres, de tus defectos, de tus miradas.
Sintiendo como tus ojos me desnudaban, y me sobraba hasta la piel. Sintiéndote mío.
Después, también me gustaría ser un pez para poder olvidar todas esas cosas que se te quedan grabadas en el alma, pidiendo salir, pidiendo no sufrir durante más tiempo, pidiendo dejar de amar, de esperar, esperarle. Esperar que todo eso se repita, aún sabiendo con certeza que se fue y que no tiene intención de volver. Porque no existe ni existirá jamás algo contra el olvido.

lunes, 21 de julio de 2014

Autoayuda.

Hay circunstancias de la vida, en las que quizás es más difícil actuar.
El primer beso, la primera vez, el primer amor, o la primera vez que te rompen el corazón.
Cuando te sientes increiblemente inservible, que crees que cualquier cosa, por pequeña que sea, puede llegar a tener un valor mucho más grande que tú, y que tu vida.
Y entonces nos gustaría tener un pequeño manual que nos enseñara a enfrentar diferentes cosas, un manual que nos enseñe a volver a ser nosotros mismos, esa pequeña persona que éramos, y que el tiempo, y los daños nos arrebató. Y cuando, "la vida" nos hace vivir circunstancias como esas, que nos hace crecer, (a veces quizás un poco más rápido de lo que deberíamos) nos damos cuenta, de que nos gustaría volver a ser aquella persona. Y no podemos.
Hoy, y porque ha gustado la idea, os digo esto, con el fin de que me contéis sobre qué cosas queréis que intente echaros una mano. Qué circunstancia no podéis superar, y si puedo escribiros algo que os sirva de ayuda, lo haré. Normalmente estas cosas, se votan por mi ask ( http://ask.fm/IvanaMartinezR )
Pero, por si hay alguien que no sigue mi ask, pero sigue mi blog, y le gustaría que escribiera algo también, os pido que escribáis en los comentarios, qué texto de AUTOAYUDA queréis que escriba.
Haré más de uno, poco a poco, el que más hayan pedido, lo iré haciendo.
Así que, dejar en los comentarios sobre qué queréis que escriba, y también, si queréis que escriba sobre algún tema en particular aunque no tenga que ver con la autoayuda.
Muchas gracias y comentar!!

sábado, 12 de julio de 2014

Estúpida.

Haces que me vuelva loca.
Hoy he vuelto a perder el autobús.
Por esa extraña necesidad de mirar a todas partes con la esperanza de encontrar tu mirada en el camino de la mía.
Y me siento estúpida.
Y en realidad lo soy.
Hace ya tiempo que había decidido ponerle fin a esto.
Y cada vez que alguien me habla de amor yo vuelvo a pronunciar tu nombre.

domingo, 6 de julio de 2014

Querido ____ ;

Quizás sea el momento de decir adiós en una carta que no te voy a mandar, en una carta que no llegarás a leer. Una carta que después quemaré y dejaré que el viento y las cenizas se la lleven, y con ella todos mis sentimientos hacia ti.
Nunca pensé que llegaría a sentir algo tan fuerte por alguien que en realidad, no me ha dado motivos para hacerlo. Y me gustaría poder escribir un millón de líneas sobre los momentos que hemos pasado, pero desgraciadamente se cuentan con los dedos de una mano. Y la verdad no sé porque sigo haciéndome daño acordándome de algo que no nos llevó a ninguna parte.
Y por un tiempo no hacía más que culparme a mi misma, y en realidad, no ha sido todo culpa mía.
(Y eso no significa que esté quitándome las culpas)
Pero quizás, si tú hubieras pensado más en mi...
¿Sabes? No entiendo al destino.
Por qué pone en tu camino a una persona que no te va a querer. O por qué dejó que se alargaran las cosas.
No entiendo tantísimas cosas.. Y ojalá pudiera pedirte que me las explicaras, pero no tengo no tengo el valor, ni las ganas, de hablarte, y despedirme de ti.
Porque en el fondo todavía eres ese imbécil por el que pierdo la cabeza cada vez que me mira, por el que aparecen mil cosquilleos en mi estómago cada vez que pronuncian su nombre.
Pero alargar las cosas sólo sería una forma más de hacerme daño. Aunque he de confesar que me volvería masoca por ti.
Y algo de mi te detesta, y la otra está tumbada, con la mirada perdida, mordiéndose el labio inferior.
Qué imbécil haces sentirme a veces, y qué confusa. Porque sigo loca por ti.
Pero ya es hora de pasar página, y de esperarte cada viernes, cada sábado, y cada domingo.
Te quiero, o te quise. Adiós. 

Tantas maneras de morir.

Tantas maneras de morir y yo muriendo por nuestro último beso.
Nuestro último abrazo.
La última caricia.
La última canción.
Y quién iba a decir qué dolía tanto. Ni eso.
Escuece.
Escuece verte.
No poder mirarte, y que me sonrías.
Esa sonrisa que hacía que perdiera los sentidos.
Que lo perdiera todo.
Incluso las ganas de estar sin ti. El no tenerte.
Imaginarlo dolía, pero no tanto como despertarse, estirar la mano izquierda
hasta donde deberían estar situadas tus caderas y ver que no están.
Al final es verdad eso que dicen, de que el amor no dura eternamente.
Y mira que me reía de esos desenamorados.
Yo no dudaba de que podíamos ser eternos, pero quizás no debiste haberlo dudado tú.

miércoles, 2 de julio de 2014

O hacerte.

Odio sonar cursi.
Sin embargo, cada vez que quiero hablar contigo, (o de ti) se me agita el corazón en un intento de decir esas cosas que sólo dicen los enamorados.
Eso que como bien sabes siempre odié ser. Siempre odié eso de hacerte saber que soy una puta prisionera de tus besos, de tus caricias, de tus sonrisas.
Esa chica dura que daría todo lo que tiene por una hora más junto a ti.

Quién iba a decir que yo estaría hablando de amor.
Hablándote de amor.
Del que me gustaría darte.
O hacerte. 

"¿Quédate?"

Ese "quédate" que sube desde mi pecho,
y se queda atascado en mi garganta; Confuso.
Sin saber si quiere salir.

Créeme que me importas.
O me importabas.
Ya no lo sé.
O si quiero que dejes de importarme,
mientras me muerdo inconscientemente el labio cada vez que te veo.

Y cada vez que imagino que te vuelvo a ver.
Y que nos hundimos en ese viejo sofá.

Qué nos pasó.

Odio cuando vuelvo a pensar en todo.
Me quedo inmóvil.
Sentada.
Precipitando el frío de la cerveza a mis labios,
y llenando mis pulmones de ese humo negro.


Y una vez más, pienso y no sé qué decir de ti.
Y es que a veces, haces que no entienda nada,
en ese horrible fin de querer entenderlo todo.
Entender qué fue.
Qué pasó.
Qué nos pasó.

lunes, 30 de junio de 2014

"Y tú, ¿cómo quieres morir?"

                 Amor.
Quizás la mejor forma de morir.
(O la más dolorosa)
Depende si decides morir a besos.
A abrazos de 60 segundos.
A caricias por los muslos.
A besos de esquimal; o besos en la frente.
A esa pasión infinita que te recorre el cuerpo,
y te deja la piel de gallina.



O si por el contrario,
quieres morir a esa indiferencia pura.
Al querer y no poder.
Que te maten esos pensamientos a las tres de la madrugada.
Que te maten un puñado de "ojalá" que nunca sucederán.
Que te maten esas ganas de salir corriendo;
Sin rumbo. 
A cualquier lugar.
Cuyo destino sea contigo, y darte cuenta de que jamás pasará.
Qué bonita, o qué despiadada forma de morir. 

sábado, 28 de junio de 2014

Que me van a decir.

Que me van a decir de versos si no probaron tus besos. Tus caricias a las cinco de la madrugada, o la paz que supone estar acomodada en tu pecho. Sin más sinfonía que tu respiración.
Que me van a decir de placer si no notaron las yemas de tus dedos acariciando su espalda, como si de lienzo se tratara. O no han dormido con tus brazos sosteniendo su cintura. Tan fuerte, como si me fuera a marchar. Qué estúpido, ¿no? Yo teniendo el paraíso en ese instante y tú pidiéndome que no me vaya. Como si quisiera irme. Como si fuera a renunciar a ti.
O la tranquilidad que supone saber que lo tengo todo, sin que me estés dando más que caricias.
Que me van a decir de amor si con nada me hiciste pensar que podría tocar el cielo.
Cielo. Lo más parecido que vi al cielo fueron tus ojos, y eso que ni son del mismo color.
Y pensar que pudimos tenerlo todo, y hemos dejado que el tiempo nos convirtiera en dos extraños.
Como si no hubiéramos sentido nada. Tan solo por esa noche.
                                                                                                2 de Agosto. 

Ya no.

                                          El mayor misterio de la vida.
                                          Como poder seguir queriendo a alguien,
                                          como poder seguir queriéndote a ti.
                                          Tú.
                                          Que desechaste mis virtudes.
                                          Tú.
                                          Que me querías, y dejaste que se las llevara el viento.
                                          Como si fueran papel.
                                          Llenándome de inseguridades, dejando que me quemara.
                                          Y me convirtiera en ceniza.
                                          Tú.
                                          Que ni siquiera te preocupaste de mi.
                                          O de lo que fui.
                                          Haciendo de mis sonrisas.. Problemas.
                                          Y de mi piel.. Cicatrices.
                                          Como si yo no valiera nada, como si fuera un muñeco roto,
                                          con el que ya no puedes jugar.
                                          Por un tiempo creí en ti, creí que tenías razón. Pero ya no.
                                          Ahora quiero ser yo. Y dejar de ser ese montón de,
                                          hielo,
                                          escombros,
                                          cenizas,
                                          y ruinas.
                                          Eso en lo que me convertí.
                                          Por tus mentiras, porque te fuiste.
                                          Porque te necesité.
                                          
Solía reírme de esos enamorados. 
No le veía el sentido a, sin razón, dedicarlo todo a una única persona. 
Quizás por eso, pasé, sin más, a querer darlo todo. Dártelo todo.
Porque no servía cualquiera. Servías tú. Y sigues sirviendo. 
Si llegas pronto, espero toda la vida por ti.
                                                                       
                              

                                                                      Pero llega. 

viernes, 27 de junio de 2014

Hoy quiero.

                                               Hoy quiero hablar de amor.
                                              Pero no de ese amor tonto,
                                                    Amor y pasión.
                                              Que agarres mi cuntura,
                                              apretándome contra tu pecho.
                                              De que me desgarres a besos,
                                              hasta romperme la piel.
                                              Romperme la ropa.
                                              Morderme el cuello,
                                              arañarte la espalda.
                                              Ese placer inmenso de ser uno.
                                              De saber que en ese momento,
                                              (Y aunque quizás sólo por ese)
                                              Eres mío.
                                              Y yo tuya.
                                              Y nos juntamos hasta ser una misma persona.
                                              Ahora mi aliento es tuyo.
                                              Hasta el instante, que,
                                              rompamos,
                                              los dos,
                                              en un mismo gemido.
                                              Del verdadero amor.