sábado, 15 de agosto de 2015

Vuelves.

Vuelves siempre que te he olvidado.
Cuando llega el invierno,
con la intención de hacerlo tan ardiente como el verano.
Y yo, confusa por tus caderas acabo imaginando lo bonito que sería el mundo junto a tu cuello.
Bajo tus sábanas.

Esperando a que dejes de decirme que quieres bajarme las estrellas,
y empieces a subirme a ellas.
Subir más alto de lo que aguantan éstas piernas.
Subiendo, quizás, a un límite donde no nos separe la vida.

Donde estemos solo tú y yo.
Sin límites.
Sin normas.
Sin miedos.
Donde no exista un 'ojalá'.
Todo ahora. Todo o nada.
No existen kilómetros.
Sólo existen miradas.