domingo, 31 de mayo de 2015

¿Y ahora qué?

Qué susurran los demonios de una oscura habitación.
Recordándote que a veces, el tiempo está en tus manos.
Y tú tienes el poder de parar el reloj.
Que un reloj en manos frágiles tiende a caer.
Que nada vuelve a ser lo mismo dos veces, y algo se supera pero siempre pesa.
En un cuerpo preso del pánico de volver a ser el títere de un juego que no tiene fin.
Cómo ser fuerte cuando graniza en tu costado, y todo tiende a romper.
Ilusiones.
Autoestimas.
Promesas.
Amores.
Amistades.
Corazones.
Que puedes tirar piedras al mar y éste calmarse, pero las piedras le persiguen hasta su última ola.
Igual que persigue el dolor a un enamorado de una cicatriz.
Igual que me ahoga a mí el hambre de tus besos en mi nariz. 

miércoles, 6 de mayo de 2015

Distancia.

Y que creo que no hace falta decir que yo hubiera deseado quedarme.
Esperándote 6 meses más.
Cómo pasaste de serlo todo a ser dos desconocidos.
Esta vez, sin recuerdos en común.
Que por recordar quería recordar el primer viaje, el primer abrazo, tus dedos sosteniendo mi pelo...
Y ni siquiera has esperado a eso.
Pero si hay algo más fuerte que el amor es el miedo.
A lo desconocido.
A lo que no puedes ver.
No puedes tocar.
Y yo te quería por tu fuerza, nuestras ganas.
Si no hay eso, ¿qué nos queda más que un vacío que no podremos llenar? ¿de qué vale ser fuerte sin la lucha? ¿qué le queda al tren sin sus pasajeros? ¿sin nosotros dos deseando vernos? ¿qué nos queda sin temer perder el avión? ¿sin soñar con cómo sentirá notar el sudor de tu pecho en mis manos?
Así que sigo aquí esperando sin esperarte realmente.
Queriendo quien eras y no quien eres ahora.
Así que, espero que puedas entender que lo que se rompe puede volver a coserse, pero el hilo vuelve a romperse, y nosotros nos rompimos tantas veces, que quemamos el hilo.
Deshaciendo con él todas las oportunidades que quizás tuvo de volver a ser uno.
Se nos quemó la oportunidad.