sábado, 16 de agosto de 2014

Eso dicen.

Dicen que la mayor desgracia del ser humano es no tener a quién amar con todo el alma.
Yo no les creo.
Yo creo que es al revés. 
La mayor desgracia es tener a quién amar con todo el alma. 
Ese sentimiento pleno, capaz de hacerte pensar que lo has perdido todo;
Cuándo lo pierdes a él.
Y no hay mayor desgracia que sentir que alguien te arrebata todo lo que compone tu ser.
Tu alegría, tus fuerzas, tus ganas...
Por eso no me gusta amar.
(Ni ser amada)
Porque no solo estoy dándole poder de que me destruya, también me están dando poder para destruir. 
Jamás me ha gustado eso.
Ser el mar cuando deja a las olas romper contra las rocas.
Llevándose todo con ella.
Quizás esa sea la descripción más exacta de lo que es el amor.
Rompes contra alguien.
Y en un pequeño periodo de tiempo, te vas.
Te lo llevas todo.
Sin compasión.

lunes, 11 de agosto de 2014

Lento.

Me cuesta seguir el ritmo de todo desde que me enseñaste a hacer las cosas lento.
Y eso me gustaba.
Que pareciera que el tiempo pasaba lento entre nosotros, y así disfrutarlo más contigo.
Y en realidad es una tontería.
El tiempo pasaba igual de rápido que siempre.
Sólo que nosotros nos empeñábamos en ir contra él.
Contra el mundo.
Creando nuestro propio reloj.
Donde las agujas eran las sonrisas, y así pasar el tiempo entre tu boca.
Viéndote sonreír al mundo y hacerme pensar que no es tan malo como parece.
Como realmente es.
A veces todavía siento que te echo de menos.
Aunque no es verdad.
Tan solo extraño el echo de crear un mundo paralelo con alguien que te hace sentir tantas sensaciones a la vez.
Y es que nadie me ha provocado tanta rabia que me excite tanto como tú.
Tantos enfados que me hagan estallar en mil carcajadas.
Así que supongo que es cierto que vives esperando a alguien que te haga sentir lo mismo que la primera vez que te has enamorado.
Porque no sabes cuándo desearía a alguien que me haga sentir lo mismo.
Pero alguien que no seas tú. 

jueves, 7 de agosto de 2014

Llegó el puto invierno.

Disfruto viendo el mundo como hubiera sido contigo.
Ya sabes.
O quizás no.
Ni siquiera me estás leyendo.
Y yo sigo actuando como si estuviera hablando para alguien.
Para ti.
Y soy imbécil por seguir llenando las hojas de nosotros.
Del sufrimiento que me dejaste.
Y de lo que pensé que llegaríamos a ser.
Me consume la rabia de pensar que conocerás a otras,
y de que llegará el momento en el que no signifique nada para ti.
Tal vez recuerdos.
"Recuerdos".
Y no sabes como duele darse cuenta de que llegó el final.
Llegó el invierno. Y lo pasé sin ti.
Sentada en mi sofá imaginando que es el tuyo.
Y que estás debajo mía calentándome con tus brazos.


martes, 5 de agosto de 2014

No has llamado.

"Si hay algo que tenga claro, es que habría vendido mi alma con tal de tenerte conmigo, contándome lo miserable que te parece el mundo, (y lo bonito que me parecería a mi en el lado derecho de tu pecho), contándome lo perfectamente que encajan tus labios en la comisura de los míos, o de lo cursi que te parece perderse en el amanecer, lo que te gustaría resbalar tus dedos desde mi pecho hasta mi ombligo, de lo bonito que parece todo cuando estás enamorado, (aunque odies admitirlo)".
Y entonces me despierto.
No has llamado.
Ni llamarás. 

Recuerdos.

Hace un par de horas que me encerré en el baño. Intuyo que serán las 22:00 h.
Abro el grifo, y me estremezco hasta debajo del chorro de agua. Vestida. 
Quizás sea porque todavía siento tu olor en mi ropa. Y no soy capaz de deshacerme de él.
O tal vez ya lo haya echo, pero mi mente quiere creer que sigue ahí. Quiere seguir creyendo que está, y así poder seguir fingiendo que odia tu olor. Que te odia. Que te odio. 
Y entonces me río. "Te odio". Y lo susurro. Y no me lo creo. 
Así que lo grito. Y rompo a llorar. 
Y no sé si lloro de rabia, o del escozor del agua caliente en mis muñecas.
Susurro un grito ahogado en llanto, y acaricio mis muñecas con el jabón. "Desaparecer" - pienso.
Desearía haberme perdido a mi misma cuando te perdí a ti. Y en el sentido literario de perderme.
Supongo que eso hubiera dolido menos que vivir atada a tus manías, a seguir poniéndote una taza de café, a seguir fingiendo que estás agarrando el otro lado de la sábana, y la estiramos hacia el cielo para hacer la cama en la que horas atrás nos habíamos dejado llevar por el placer inmenso de estar desnudos uno frente al otro. Seguir poniendo las noticias, tumbada en el sofá, esperando a que llegues para quejarte de todo como normalmente hacías. O sigues haciendo. Es algo que ya no sabré.
Siento el rimel bajar de mis pestañas, y llegar a mis mejillas, a mi barbilla, y caer al vacío de la bañera.
Así que sé que es hora de marcharse. Me miro al espejo, sonrío como si me creyera.
Me quito la ropa, y me voy. 

viernes, 1 de agosto de 2014

Puta o bendita distancia.

Es como un subidón de adrenalina.
Quererte tanto, digo.
Énfasis puro.
Saber que te tengo aquí,
acariciando mi pecho.
Sintiendo tu respiración.
Como se aceleran los latidos de tu corazón.
Deseando que fuera eterno.
Y olvidarme de que te vas por un tiempo.
Y que cuando vuelvas, te irás.
De nuevo.
Y me rompo otra vez.