domingo, 4 de enero de 2015

Viven ciegos.

Ojalá fueras Roma para que todos los caminos me llevaran a ti.
Perderte, y volverte a encontrar.
Caminar sin rumbo, sin miedo, y hallarte en cada rincón. Con esa sonrisa que me susurraba a gritos que por horrible que fuera el mundo, no había nada más bello que dos locos enamorados demostrando y recordando el significado de las pequeñas cosas. Que están equivocados.
Que lo bonito es amar, dejarse llevar por las arrugas de los pómulos, cuando te sonríen así.
Ofreciéndose para marcar tus labios.
Bonito no es vivir enfadado, negándose a enamorarse, pensando en el daño, y no en la suerte de unos brazos que te recuerden que vivir no es tan malo.
Y que una ruptura no es tan horrible como la pintan.
Cuando te hacen rememorarlo;
y que estás mucho más vivo que esos ignorantes que viven sin saber lo que es amar.




                                                  Para Raquel, mi amiga, y mi sonrisa más bonita.
                                                  Porque nadie los pare.
                               

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