martes, 7 de abril de 2015

Ardí.

Me perdí para que me encontraras y ahora no me encuentro ni yo.
Al borde de mil precipicios que me piden saltar. 
Al borde de tantos que no sé por dónde empezar a buscar.

Eras fuego, me hice hielo y aun así me quemé.
Ardí de amor por tus dedos en mi pelo, 
tus labios en mi cuello.

Ardí de miedo a echarte de menos, 
por no tenerte jamás apoyado en mi pecho.
No averiguar si elegí las manos correctas. 

Ardí de pasión, de ganas.
Hasta que me consumí; me consumiste. 
Hasta que desaparecí con la intención de encontrarte en cada tren de ida.
Sin encontrarte jamás. Viéndote en el mismo sofá. 
Chocando con la realidad de la que todos hablan, pero nadie ve.
Sin encontrar jamás el tren de vuelta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario